Power To The People, cantaba Lennon
Siguiendo con la racha de las notas anteriores, arrancamos diciendo una obviedad: las redes sociales y la vida real están en una relación formalmente simbiótica, donde se retroalimentan continuamente para conformar dos realidades supuestamente independientes pero que intercambian fluidos de forma constante. O algo así, lo decimos complicado para quedar mejor.
Un evento que sucede en (digamos) la vida real y tangible puede viralizarse en redes y explotar de forma mediática, así como también algo que tiene su germen en el inmenso mundo de internet puede ser llevado a la realidad tangible y explotar también mediáticamente, por qué no.
Hoy las redes son el termómetro por el cual se mide "cuán necesario" es hablar o no de algo; el grado de viralización que obtenga determinado tema dispone su ubicación en la agenda del día. Básicamente, si es contenido o no.
¿Por qué decidimos hablar sobre esto hoy? Primero, porque es algo que obviamente nos compete ya que de esto trabajamos (sí, de algo laburamos) pero, además, porque vimos el documental de Britney, "Framing Britney Spears". Todo tiene que ver con todo. El muy recomendable documental relata el nacimiento del movimiento #FreeBritney haciendo un recorrido a lo largo de toda la vida de la cantante: desde su infancia, pasando por "One More Time" y su explosión como estrella pop, su famoso breakdown en 2007, la polémica figura tutelar de su padre y su posterior desaparición del mundo del espectáculo.
El documental invita a reflexionar sobre lo terriblemente misógina que era la industria musical en los 90' y principios de los 2000 a la cual Britney tuvo que enfrentarse: desde los medios se le exigió que sea un "ejemplo para la niñas" y que conforme el modelo de mujer cuya única función es el trabajo reproductivo: se la juzgó por demostrar deseo sexual, por engordar, por separarse de su novio, por separarse de su marido, por cortarse el pelo, por ser mala madre, por envejecer. Britney fue acosada por los paparazzis toda su vida, quienes violentaron su privacidad de las formas más crueles que podemos imaginar con total de tener una foto para la portada.
En este contexto, el movimiento #FreeBritney tuvo su germen cuando un par de chicas que realizaban un #podcast sobre la princesa del pop comenzaron a sospechar que la cantante estaba siendo secuestrada por su círculo íntimo. De su podcast surgió el hashtag #FreeBritney, el cual rápidamente se viralizó en Twitter. Ahí mismo arrancó una campaña mundial para conocer el paradero de Britney Jean Spears.
Cuando la cantante, compositora y bailarina apareció, lo hizo a través de Instagram. Y qué mejor para sus seguidores que paranoiquear con el contenido que estaba subiendo: el movimiento #FreeBritney interpretó los enigmáticos posteos como un pedido de auxilio, por más que nunca se hiciera mención de nada parecido de forma explícita. De ahí en más todo se exacerbó: la presión del grupo de fanáticos logró llevar a la agenda diaria la polémica sobre la figura tutelar que ejerce el padre de Britney sobre todas sus acciones, sus contratos y, sobre todo, sobre sus finanzas.
La magnitud del movimiento llevó al New York Times a realizar este documental, del que no vamos a profundizar más porque queremos que lo vean (nos piden el link de descarga 😉). Donde sí vamos a profundizar es sobre el poder que tiene hoy la organización de grandes grupos de personas en torno a una causa en común en las redes sociales.
Otros ejemplos que demostraron el poder que tiene la gente
Comenzamos con uno del que ya hablamos: Reddit y su golpe a Wall Street
La mega comunidad que integra el subreddit /WallStreetBoys se unió para sacudir a los grandes inversionistas de la bolsa, los cuales se estaban haciendo multimillonarios a costa de que quiebren empresas.
La unión de los usuarios y usuarias de la plataforma logró mantener en vilo a la bolsa más grande del mundo durante varios días. De hecho, todavía hoy seguimos viendo las repercusiones.
Reddit y Twitter y la búsqueda de quienes invadieron el Capitolio:
El FBI le pidió colaboración a usuarios y usuarias de Reddit y Twitter en la búsqueda de las personas que tomaron el capitolio el día que Biden debía confirmar su elección a presidente. Para el boludo de los cuernos no hizo falta la ayuda de la gente.
Mediante el análisis exhaustivo de los videos que se filmaron durante ese día se pudo identificar a muchos de los responsables. Algunos identificaron a sus vecinos, compañeros de trabajo o de estudios (ojo con los que subís si pensás tomar un edificio público por la fuerza).
TikTok y cómo destruir un acto político:
En Tulsa, EEUU, Trump soñó dar el discurso que lo llevaría a la presidencia en un estadio repleto en medio de una pandemia mundial.
Las entradas al acto se pedían vía web, y comenzaron a venderse con un inesperado flujo de alta demanda, tanto que la web terminó colapsando. El estadio estaba virtualmente lleno, razón por la cual decidieron colocar pantallas gigantes en el exterior para contener a la masa que iba a llenar el estadio y sus inmediaciones.
Lo que no sabían era que desde TikTok se inició una movida para incitar a otros usuarios a sacar entradas para el evento, al cual obviamente no pensaban concurrir. Su objetivo fue humillar al mandatario en el momento justo en el que soñaba vanagloriarse ante un estadio lleno en plena pandemia.
Cuando llegó el día, el lugar no se llenó, por supuesto. De hecho, quienes realmente querían participar se quedaron afuera mirando las pantallas gigantes, ya que no habían podido acceder a los tickets.
Trump terminó dando su discurso ante un par de miles de personas, y en todos los medios se viralizó un recinto prácticamente vacío. Un golpe durísimo para lo que después sería una derrota bastante dura en los comicios.
Twitter y el armado de protestas en el Líbano, Chile y Venezuela: del ciberactivismo a las calles
En esta época, cuando un gobierno avasalla contra la libertad de las personas, las comunidades virtuales comienzan a moverse como si fuese un nido de abejas. Y Twitter es el medio predilecto de las abejas.
Así pasó en el Líbano, Chile y Venezuela (En Argentina y otros países también, por supuesto), donde las protestas de estudiantes se iniciaron y masificaron en esta red social. La juventud, cansada del atropello institucional, se organizó mediante distintos hashtags, desde donde compartieron información y le mostraron al mundo lo que realmente estaba sucediendo en las calles.
Las protestas fueron tremendamente masivas y revolucionarias, y sentaron precedente para muchas otras que les siguieron.
Twitter y cómo cambiar el resultado de un reality que ya se había grabado
Durante el 2019 se grabó la segunda edición del programa Bake Off Argentina, el cual reconocería al mejor pastelero AMATEUR del país. Ponemos esa palabra en mayúscula, porque fue el detalle que desencadenó una catarata de denuncias en las redes que finalmente hicieron cambiar el final del concurso.
El programa se emitió en el 2020 en plena cuarentena, lo cual fue un claro agravante para que sea un éxito de audiencia.
Con el correr de los programas, en Twitter se comenzó a tomar partido por los distintos participantes. Se empezó a hablar de cada uno, a buscar información sobre su vida, a conocerlos. Todo muy emotivo hasta que le tocó a Samanta: con una simple búsqueda en Google se demostró que no era amateur, sino que hasta había participado en un programa de C5N donde la presentaban como pastelera profesional. Escándalo total, #SANCHANTA fue trending topic en cada emisión.
Ahora bien, el programa ya estaba grabado y había fuertes sospechas de que Samanta era efectivamente la ganadora. Pero, entonces, ¿era posible cambiar el resultado con un final ya grabado, editado y listo para salir? Sí, claro. La presión fue tanta que no les quedó otra que grabar un nuevo final, donde asumen el error y le dan el premio al otro finalista.
Otra victoria de la gente.
Telegram, Airdrop, Bluetooth y cómo buscarle la vuelta a la censura
Un cambio en una ley provocó la reacción de millones de personas en Hong Kong, que se oponían a lo que se suponía era un mayor control por parte del gobierno Chino. Pero, ¿cómo hacés para organizar protestas masivas si el estado controla todos los medios de comunicación, incluyendo internet? Con creatividad.
La primera estrategia fue utilizar Telegram, la famosa app de mensajería que protege la información que circula dentro de ella, pero el gigante asiático demostró que para luchar contra él se requieren estrategias más extravagantes.
Ahí fue cuando Airdrop y Bluetooth se convirtieron en herramientas viables que, si bien no eran del todo seguras, permitieron organizarse a quienes querían manifestar. El ki de la cuestión es que para poder enviar información por esos medios, los usuarios deben estar a una corta distancia entre ellos. Así es como los medios de transporte se convirtieron en bunkers de organización, donde por un económico boleto de tren te llevabas también información para participar en una protesta masiva a un gobierno dictatorial.
Como siempre, ante la censura, la creatividad juega un papel fundamental.
Bueno, ahora ya lo saben. Si bien las redes sociales contribuyen a la creación de burbujas de información que socavan regímenes democráticos en todo el mundo, también son el trampolín que permite visibilizar las desigualdades sociales, arruinar de vez en cuando a los grandes grupos económicos del mundo, cambiar el final de un reality show y luchar en contra de la tutela legal ejercida sobre una de las cantantes más talentosas que jamás haya existido.
Cada vez hay menos lugar para los que se aprovechan.
Porque, como decía Lennon, Instant Karma's gonna get you