No le podíamos seguir escapando a este capítulo. ¿Cómo seguir con esta sección, con nuestra vida, sin conocer el proceso creativo del delirante Salvador Felipe Jacinto Dalí i Domènech? ¿Qué hay detrás de ese artista performático que llegó vestido con un traje de buzo antiguo coronado con radiador de un Mercedes Benz a una conferencia en Londres? ¿Cómo funciona la mente de una persona que vio un queso camembert derritiéndose al sol y terminó pintando "La Persistencia de la Memoria"?
En esta edición nos vamos a meter en el proceso creativo de uno de los miembros más polémicos del movimiento surrealista (tanto que lo terminaron rajando del movimiento) y en el delirio que lo llevó a crear una de las obras más marketinadas de la historia. Mona Lisa, encontraste a tu rival.
Qué es el surrealismo (miembros de Puan abstenerse)
Para todos Uds que no cursaron una carrera universitaria de arte y hoy pueden llamarse propietarios de algo, el surrealismo fue un movimiento artístico que tuvo su auge entre la Primera y la Segunda Guerra Mundial. Nació como una reacción contra la hegemonía del pensamiento racional el cual, según los miembros del movimiento, arrastró a Europa hacia una seguidillas de guerras y destrucción total que culminó en la terrible Primera Guerra Mundial.
En este contexto desalentador, y basados en las nuevas y sugestivas teorías sobre el inconsciente de Sigmund Freud, los surrealistas propusieron escapar un poco de la racionalidad y utilizar este nuevo reino de la mente gobernado por el absurdo como fuente de inspiración. André Breton, el CEO del surrealismo, describió el movimiento como un medio para reunir la experiencia consciente e inconsciente de tal manera que el mundo de los sueños y el de la fantasía se unieran al mundo racional cotidiano en "una realidad absoluta, una surrealidad". Un buen delirio digamos.
¿Y cómo manifestaron los surrealistas el enorme y temible mundo del inconsciente? Bueno, en realidad cada artista utilizó sus propios medios de exploración, pero a grandes rasgos podemos identificar dos grandes estrategias. En un extremo tenemos los que hacían imágenes abstractas, generalmente biomórficas (inspiradas en formas naturales), sugerentes pero indefinidas. Esto quiere decir que tu cerebro se encuentra con una imagen y dice "Che, esto yo lo conozco" pero no termina de identificar qué es. Ahí es cuando entra a jugar nuestro inconsciente con asociaciones libres, locas y generalmente sexuales. Un gran ejemplo es el test Rorschach, el de las manchas que seguro te hicieron en algún psicotécnico y en el que por supuesto mentiste porque el alquiler no se paga solo.
En el otro extremo, tenemos a los surrealistas que utilizaron imágenes del mundo real completamente definidas, pero sin sentido racional. Las imágenes son reconocibles y realistas, pero se eliminan de sus contextos normales y se introducen en un entorno ambiguo. La obra tiene como objetivo provocar una respuesta comprensiva del espectador, es decir, que se esfuerce en buscarle un sentido a ese desvarío cósmico que está viendo. Y acá entra a jugar Dalí, el capitán de este equipo.
Cómo acceder al inconsciente en 2 simples pasos
La obra de Dalí en el periodo de entreguerras se caracterizó por representar mundos bizarrisimos con una técnica muy realista. El resultado final por lo general nos provoca un poco de miedo y un poco de fascinación. ¿Cuántas veces viste una mujer desnuda tomando sol tranquilamente, mientras es amenazada por una bayoneta que sale disparada de la boca de dos tigres, que a su vez emergen desde la boca de un pez, que sale disparado de una granada? Si tu respuesta fue "Más de una" escribinos por privado que tenemos una oferta laboral para vos.
¿Cómo hacía Dalí para crear lo que humildemente denominó sus "fotografías de sueños pintadas a mano"? No, drogas no es la respuesta. Dalí encontró la forma de sumergirse en el mundo inconsciente, registrar toda la experiencia y encima salir ileso a través de la técnica llamada "siesta hipnagógica vertical". Y bueno, nada, fijate de aplicarlo y contanos cómo te fue.
Mentira, mirá si nos vamos a perder la oportunidad de hablar de cómo funciona el sueño. El estado hipnagógico se describe como la experiencia transicional entre la vigilia y el sueño. En este estado es normal sentir que todavía estamos despiertos, hasta tal punto que tenemos la seguridad de ver y escuchar cosas que pasan a nuestro alrededor. Los fenómenos mentales recurrentes en el estado hipnagógico son alucinaciones, pensamientos lúcidos, sueños lúcidos y parálisis del sueño (esa experiencia que sucede cuando ya estás consciente pero no te podés mover ni hablar; es tan horrible que solo se la deseamos a un determinado ex cliente).
Estas alucinaciones se producen en las etapas 1 y 2 del sueño profundo (no en el famoso REM). Este estado puede considerarse como "pre-sueño" y es cuando las ondas cerebrales pasan de beta a alpha (podés repasar este APASIONANTE concepto en la nota de la semana pasada). La mente empieza a crear múltiples asociaciones entre recuerdos, intuiciones, emociones, pensamientos y estímulos del mundo exterior. Así se forma una mezcolanza que solo cobra sentido en el limbo entre la conciencia y el sueño, y las imágenes que se generan en este estado son olvidadas en el momento en que nos levantamos.
El único problema entonces es recordar las asociaciones que hizo nuestra mente en este estado. Pero Dalí supo sortear esta dificultad de manera simple y económica: con utensilios que encontrás en la comodidad de tu cocina. Todas las tardes, Dalí hacía la mímica de ir a dormir la siesta, pero se llevaba consigo una cuchara y un plato ya que el muy pillo en realidad no buscaba dormir sino entrar en el estado hipnagógico. Se sentaba entonces en el sillón, ponía el plato en el piso y dejaba colgando la mano que sostenía la cuchara justo arriba del plato. En el momento en que entraba en el sueño profundo, la cuchara se caía de su mano e impactaba contra el plato haciendo suficiente ruido como para despertarlo e impedirle que continúe su viaje hacia el REM. Antes de que las imágenes delirantes vuelvan al inconsciente, Dalí las anotaba rápidamente en una libreta acomodada estratégicamente a su lado.
Hasta ahí la técnica. Ahora, si querés triunfar como artista plástico con este método como hizo Dalí, solo resta ser un genio en la técnica de la pintura al óleo y tener la capacidad de plasmar tu sensación durante el estado hipnagógico de forma hiperreal. Pero si solo buscas nuevas ideas y asociaciones nunca antes vistas, entonces empezar a dormir entrecortado es un recurso que puede servirte
Bonus Track: desórdenes mentales como técnica creativa
Si bien la técnica de la siesta hipnagógica vertical no fue inventada por Dalí, si se lleva el mérito de inventar otra técnica con un nombre igual de marketinero: el método paranoico-crítico.
La paranoia es una afección mental en la cual una persona tiene un patrón de desconfianza hacia los demás en forma prolongada. Según la teoría clásica, el delirio paranoico es una consecuencia de un error sistemático de juicio frente a la realidad, en donde el sujeto proyecta sus miedos hacia el exterior. En resumen, el paranoico inventa una realidad que no existe y genera vínculos entre las cosas que racionalmente no están vinculadas.
Bueno, Dalí se planteó la posibilidad de crear un método basado en el poder de las asociaciones sistemáticas propias de la paranoia. Su objetivo era, nada más y nada menos, que “sistematizar la confusión y contribuir al descrédito total del mundo de la realidad”. Las obras que realizó bajo este método son imágenes ambiguas que se pueden interpretar de diferentes maneras: las famosas ilusiones ópticas. Así, Dalí creó obras cuyo sentido final cambia de acuerdo a lo que el espectador elige ver y que, por lo tanto, modifica cómo percibe la realidad. Como en un buen delirio paranoico.
No nos vamos a meter más en este quilombito porque no queremos represalias de nuestros amigos psicólogos, pero abajo les dejamos el link a un video donde el mismo Dalí explica el método paranoico-crítico. Desde ya que le gustaba (como todo en su vida) hablar de forma estrafalaria. Suerte con eso.