"¿Esto es algo?"
Así comienza "Is This Anything?", el libro de Jerry Seinfeld que recopila sus 40 años de trayectoria como EL MEJOR COMEDIANTE QUE DIO LA TIERRA (opinión sesgada ALERT). Esta simple línea nos disparó un par de interrogantes: ¿no es algo que cualquiera debería preguntarse antes de salir a la cancha con un proyecto? ¿preguntarse si lo que tiene es efectivamente "algo"? Parece una obviedad, pero los hechos demuestran lo contrario.
Tanto en el mundo de los creadores de contenidos como en el de creadores de productos y servicios (básicamente, en el mundo de los emprendedores), existe una palabra que resuena todo el tiempo: CONSTANCIA. No importa lo que hagas, no dejes de hacerlo porque en algún momento vas a tener éxito. Pero entonces, ¿no se le permite a un producto/contenido/servicio no tener éxito? ¿sólo con repetir 1000 veces lo mismo vamos a lograr lo que queremos? ¿no vale volantear y probar si es otra cosa lo que funciona? ¿no vale darse por vencido y volver a hacer pan relleno, un negocio que siempre es redituable?
Como era de esperarse, la venta de la constancia como promesa de éxito infalible es moneda corriente en el mundo de las redes sociales. Hoy crear contenido es tan fácil como tener una compu conectada a internet y una cuenta en una red social, en donde, a través de una estrategia muy astuta, te dedicas a copiar exactamente lo que hacen aquellos que tienen éxito. Y ahí, bueno, constancia para rezarle a San Algoritmo para que te muestre. Invertís cientos de horas haciendo lo mismo, esperando romperla y convertirte en el nuevo Ibai o Soki. Decepción, bronca, depresión y mucha pérdida de tiempo. A muy poca gente se le da el poder vivir de eso.
A esta altura llegamos a un punto en donde la evidencia nos demostró que la constancia tiene más que ver con el espíritu detrás de un proyecto que con una metodología que garantiza el éxito. ¿Este escenario les parece desalentador? Vamos con los números entonces, porque no queremos deprimir a nadie sin sustento científico.
Esta semana nos topamos con unos datos de Twitch que nos resultaron bastante fuertes y que, paradójicamente, avalan la teoría que les traemos en esta edición1:
- 770,000 personas de habla hispana realizaron más de 5.5 millones de streamings sólo en el mes de febrero.
- El 90% de las emisiones de Twitch en español tienen un total de 3 o menos espectadores de media (¡3!). Tener una media de más de 6 espectadores a lo largo del mes te coloca entre el 5% de los canales más populares. Tener más de 29, entre el 1%.
- Si se toman aquellos streamers que emiten en promedio 160 horas mensuales, o sea que laburan de eso prácticamente, sólo 440 de más de 30.000 lograron tener un promedio de 300 espectadores o más.
"¿Alguien tiene una nueva idea? No sean timidxs"
Pero no todo en esta edición es fracaso rotundo, hay miles de casos en donde la constancia efectivamente rindió frutos. Sin embargo, en estos casos particulares existieron otros factores que es necesario contemplar en la ecuación del éxito.
Jerry Seinfeld comenzó en los 70' como comediante de stand up en pequeños bares de NY. Como cualquier standupero, su performance se basaba en situaciones cotidianas que hacen que el espectador se sienta identificado con lo que escucha y, por ende, le cause gracia. Hasta ahí, lo que él hacía era muy bueno pero no muy distinto a los demás; había muchísimos más comediantes en la misma ciudad haciendo lo mismo.
En los 80' participó en algunos programas que lo dieron a conocer un poco más, como fue el de Ed Sullivan. Todo siguió más o menos igual hasta que, a la salida de uno de sus tantos shows, algunos ejecutivos de la NBC se le acercaron para proponerle realizar una sitcom. Tema libre, básicamente le dijeron “proponenos un tema y armemos algo, bro” (recreación libre de Querido Lunes).
Sin embargo, lo que él y su amigo Larry David le terminaron proponiendo al canal no tenía nada que ver con lo que los ejecutivos del medio tenían en mente: una sitcom sobre cómo un comediante crea su material. O sea, sobre la nada misma.
A esa altura ya existían muchas series sobre un grupo de personas interactuando cotidianamente en el mismo espacio físico, pero ninguna como la que Jerry y Larry idearon: personajes sin sentimientos, egoístas, patéticos, que hagan reír al público por su frialdad a la hora de interactuar con otras personas o situaciones. Además, la serie se jactó de ser “sobre nada” pero en realidad se trató sobre un millón de temas, más que nada los polémicos. Sin ahondar en muchos detalles, es una serie donde se habló de aborto, eutanasia, drogas, masturbación, política, nazis, el asesinato de JFK y muchísimo más. Encima, no sólo tocó estos temas, sino que hasta sentenciaron una opinión al respecto. Obvio que no lo dicen directamente pero no hay que ser Dario Sztajnszrajber (no podés, querido Dario, no podés tener ese apellido y no cambiarlo como lo hizo tu hermano) como para darse cuenta.
Volviendo a lo nuestro, Seinfeld no tuvo éxito hasta después de su tercera temporada. Si bien no le iba como la cadena esperaba decidieron dejarla al aire, pero no fue por una apuesta ciega a la virgen de la constancia (mirá si un ejecutivo de semejante cadena va a ser tan buena onda con su capital). La NBC detectó que, al ser un contenido completamente nuevo y disruptivo cuya premisa era generar incomodidad y no identificación, el público tenía que aprender a consumirlo como tal. La novedad del enfoque tampoco era garantía ineludible de éxito, pero tenía muchas más chances de salir bien; había en el ambiente una cierta predisposición a un contenido con ese tono. Quizás si salía 5 años antes era un fracaso total.
Gracias a su éxito rotundo a partir de su cuarta temporada aparecieron series de estilo similar que marcaron distintas épocas, como Friends, The Big Bang Theory y la segunda mejor serie en la historia (opinión sesgada ALERT), The Office, entre otras. Por supuesto que sólo vemos a las que les fue bien, ya que en el camino quedaron miles.
¿Cuál es la conclusión de este tema, además de que teníamos ganas de hablar de Seinfeld? Testear. Si en los últimos 6 meses tenés solo tres seguidores, entonces cambiá la estrategia y volvé a probar. Copiar a alguien que tiene éxito no te lo garantiza a vos, pero hacer algo completamente novedoso tampoco es una promesa irrefutable de triunfo. Sino, mirá los chistes de la primera temporada de Friends en comparación a la última, y decime si no fueron modificando la dirección de acuerdo a lo que garpaba más. Esta comparación no la podríamos hacer con Seinfeld, ya que uno de los tantos diferenciales de esta sitcom es que sus personajes nunca aprenden nada, por ende, son igual de soretes en el piloto que en el capítulo final.
Tener alguien de confianza a quien preguntarle “¿esto es algo?” y que te responda con sinceridad, debería ser el primer paso antes de lanzarse con un proyecto. Después, cada persona puede intentar lo que se le cante, pero no hay que comerse el verso de la constancia.